jueves, 23 de enero de 2014

Mi niño se come las uñas


La ciencia ha determinado que los niños que compulsivamente se comen las uñas de las manos sufren de un trastorno conocido como onicofagia. Los estudios indican que el 45% de los niños padecen de este trastorno, que puede extenderse desde los 3 años hasta la pubertad. Esta fea costumbre, que tan poco nos gusta a los padres y que pasa de generación en generación, empieza cada vez a edad más temprana y sin explicación aparente.

Debe ser atendido por los padres, debido a que morderse las uñas y tragárselas puede producir desgastes dentales, infecciones pulmonarias y leves traumas a nivel capilar en el tracto digestivo.
“El Atelier de la Mini Piel”


En la mayoría de los casos se trata de un hábito leve que comienza en la infancia al ver a otras personas hacerlo. Se utiliza como técnica de relajación cuando la persona está tensa o frustrada. Con el tiempo puede convertirse en un hábito que se realiza siempre que se está con las manos desocupadas, aburrido o pensando en cualquier cosa. Los niños se muerden las uñas más a menudo cuando sus manos no están comprometidas, por ejemplo, mientras ve la televisión, leyendo, sentado en la clase o en el coche.

La adolescencia es una época complicada, lo que hace que el hábito continúe o incluso aumente a esa edad aunque generalmente después desaparece gracias a otras conductas como pueden ser morder bolígrafos, jugar con el pelo, mascar chicle o fumar.

Esta clase de trastorno se da por factores psicológicos como estados obsesivos, compulsivos, agresividad o como forma de calmar momentos de nervios, ansiedad o angustia, el estrés o bien dificultades sociales, laborales o escolares hacen que se presente este trastorno. También se da por factores o causas psicosomáticas. En esta categoría es difícil generalizar. Sin embargo, hay ciertas características que pueden provocar este trastorno, por ejemplo: cambios dramáticos en la unidad familiar, no asumir la pérdida de un ser querido, disputas domésticas reiteradas, separaciones de los padres, rechazo a la incorporación en la familia a nuevos herman@s, presión por los estudios...Pero en la mayoría de estas causas, las frustraciones acumuladas, la timidez y la baja autoestima son los rasgos más significativos que llevan al sujeto a morderse las uñas. Se dice que desaparecerá esta manía cuando se adquiera confianza y seguridad en el área familiar, escolar o laboral.




No siempre tiene que ser porque es un niño nervioso. En ocasiones puede ser por todo lo contrario precisamente, porque se aburre y encuentra entretenimiento recortándose las uñas él mismo. 

Las mujeres las usan para resaltar su feminidad. Tal vez sea por ello, que las niñas no padecen en la misma proporción que los niños de este trastorno. Por lo general, desde la infancia, a las niñas se les enseña a pintarse sus manitas y cultivar su vanidad personal. Sin embargo, en los varones ha sido un tanto difícil prevenir este hábito.

Una vez detectada la causa por la que el niño se come las uñas, que no es fácil, tenemos que empezar con la tarea de quitar ese hábito. Para ello, lo primero que debemos tener claro es no reñirle, ya que podemos crear un efecto rebote, acrecentando esta manía. Lo más conveniente es conversar con ellos. 


¿Cómo hacer para contrarrestar ese hábito?


Es una actitud inconsciente por lo cual, el primer tratamiento es hacérselo saber al niño y explicarle la función de las uñas y los prejuicios que trae para su salud y estética comerse las uñas. Puede tener infecciones, deformaciones, que su estómago no digerirá bien las uñas, dolor...

Normalmente, no suelen producirse heridas, ya que son aún muy pequeños, pero si fuera el caso, deberíamos acudir a nuestro pediatra para que nos aconsejara, ya que no es bueno que los niños tengan heridas en ninguna parte, y menos en las manos que están en permanente contacto con todo y es un foco de infecciones continuas.

Por otra parte, en personas que tienen heridas alrededor de la uñas, es habitual la presencia de verrugas, que son difíciles de tratar. Éstas las ocasionan el virus papiloma humano. Se pueden contagiar a otras partes del cuerpo, como la zona de la boca o la zona genital, con todas las complicaciones que eso reviste.




Los especialistas sugieren aplicar una terapia de cambio de conducta que permita dejar atrás la onicofagia:
  • pueden desarrollarse a través de tareas manuales como pintar, hacer esculturas, escribir, ejercicios físicos y otras dinámicas que obliguen a mantener las manos ocupadas. 
  • también hay métodos caseros. Entre los métodos más populares que tenemos, por ejemplo, untar los dedos con soluciones amargas. Se pueden utilizar a partir de los 3 años. No suelen tener ningún efecto en el abandono de esta conducta. 
  • también podemos probar a ponerle una tirita o un trozo de esparadrapo con algún dibujo, que envuelva sus dedos. Todos sabemos lo mucho que les gustan a los niños la tiritas. Al ser desagradable al tacto, es más fácil que no se los chupe. 

¿Habéis sufrido algún caso cercano?¿Qué os ha dado resultado?

2 comentarios :

  1. No he conocido ningún caso cercano, pero me lo apunto para un futuro!! Cuántas cosas aprendo con vosotros! :D

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    1. Gracias Laura. Del equipo tenemos 3 casos de sobrinitos, que desde muy pequeños han desarrollado este hábito. Unos sí que tienen padres que se muerden las uñas y otros todo lo contrario...Pero ahora te fijarás y ya verás a peques con el "vicio".

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