martes, 21 de noviembre de 2017

Mami...me mareo


Hace unos meses, recibíamos la consulta de una experta mami viajera para ver cómo podían solventar los problemas de mareo que sufría su hija mayor de 14 años. Lo que comenzó con un problema al volante, pasó a ser un problema de vuelo y en prespectiva de que se avecinaba un crucero familiar, querían evitar que aquello acabara en un "problema de a bordo".

La cinetosis, que es su término médico, se produce cuando las informaciones que llegan de la vista, el aparato ventricular del oído y el sistema osteomuscular, entran en conflicto. Afecta, especialmente, a los niños entre los 2 y los 12 años, sobre todo si van en coche o en barco. En el avión, es más habitual el dolor de oídos y, dependiendo de lo prolongado que sea el viaje, también el jet lag. En el tren es donde menos malestar sienten los menores.

¿Biodramina? ya no era suficiente para solventar estas desagradables situaciones. Si no nos mareamos por la Biodramina, es gracias a (o por culpa de) una guerra. Unos años después del desembarco de Normandía, llegaba a las boticas españolas, una pastilla amarilla y amarga, responsable en parte del éxito de aquella invasión.


Durante los preparativos del Día D, la Marina de los EE.UU. y la británica Royal Navy andaban buscando un fármaco alternativo a la peligrosa escopolamina --alcaloide de la planta del estramonio que evita el mareo pero produce alucinaciones, dilatación de las pupilas (midriasis) y en dosis altas incluso la muerte. El mareo, provoca vómitos y te deja hecho unos zorros, pero si tienes las pupilas dilatadas apuntar un arma, se convierte en una tarea imposible. 

La solución les llegó en forma de dimenhidrinato, un antihistamínico que demostró ser eficaz contra la pérdida de orientación y equilibrio, sudores fríos, náuseas y vómitos que provoca en personas el movimiento en los medios de transporte. Un médico catalán, Joan Uriach, viajó a EEUU y comercializó la molécula en España, llamándola Biodramina.

Pero volviendo a nuestra paciente, ya no quería más Biodramina en su vida. ¿Pulseras de acupresión que por medio de presión aplicada en el punto P6 o Nei-Quan controla las náuseas y los vómitos? Las tenemos en botica, pero aún nadie las ha probado.

¿Más medicación? ¿Por qué no aromaterapia? ¡¡Efectivamente!! Ésa iba a ser nuestra apuesta. El aceite esencial de Menta piperita actúa muy rápido y se le considera un "tónico" en general, actuando asi en el  sistema nervioso como un psicoestimulante. Tiene un potente efecto antimareo inhalando 1 o 2 gotas que hayamos puesto en un pañuelo, peluche....

Nuestra protagonista haciendo de sus pulseras un centro de "inhalación"

A parte de esta maravillosa actividad, el aceite esencial de Menta piperita, actúa sobre todo a nivel hepático y digestivo. Su utilidad para tratar el síndrome de colon irritable ha sido avalada por estudios científicos y es caballo ganador para hacer depuraciones hepáticas. Todos deberíamos ayudar 2 veces al año a que nuestro hígado se libere de todas las sustancias que tiene que metabolizar. Para ello, os recomendamos, 2-3 gotas de aceite esencial por vía sublingual en ayunas. Si el sabor resulta desagradable, se puede diluir en un poco de miel o en aceite de oliva.

Por esta acción hepática, os servirá también de gran ayuda cuando sufráis una resaca espantosa. A parte de ayudar a eliminar el alcohol de vuestro organismo, os quitará de manera inmediata el mal aliento.

Sabemos que no a todos nuestros pacientes les emociona tomar "sustancias" por vía oral. Bien, tenemos una alternativa. Aplicación tópica en la zona hepática. Sus moléculas aromáticas, lipófilas y de bajo peso molecular, se absorben con facilidad, pasando al tejido hepático en unos minutos. En este caso podemos aplicar las 2-3 gotas de aceite esencial, diluidas en un aceite vegetal (crema hidratante) que actúe como vehículo, en dos masajes diarios: uno por la mañana y otro por la noche. Las curas de eliminación de toxinas duran 3 semanas y pueden repetirse hasta 3-4 veces al año.

El Aceite esencial de Menta Piperita, no es apto para embarazadas, lactancia ni niños menores de 6 años. 



¿Y qué fue de nuestra paciente? Una imagen vale más que mil palabras. Recién llegada a casa la semana pasada, nos envió su foto "enganchada a su Menta piperita", con ganas de volver a viajar a donde sea. Eso sí, con su aceite esencial favorito en el bolsillo. 

Gracias a esta familia por compartir con nosotros experiencias y contarnos prácticamente en directo cómo iban funcionando los consejos de L´AdP. ¡Un fuerte abrazo y buen viaje!

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